En las patologías de origen neurológico es especialmente importante detectar signos y síntomas para establecer un diagnóstico precoz y que la intervención terapéutica también lo sea. De esta forma, minimizamos las posibles consecuencias derivadas del daño y estamos alerta ante la aparición de complicaciones.
El cerebro, especialmente el de los niños, se caracteriza por su plasticidad, fenómeno del que busca aprovecharse la fisioterapia.
La plasticidad permite al cerebro reestructurarse e incluso reponerse después de una lesión.
La estimulación externa, realizada con frecuencia y de forma adecuada, contribuye a que se puedan crear nuevas conexiones neuronales.
Tratamos distintos tipos de patologías de origen neurológico tales como:
Parálisis cerebral
Daño neurológico adquirido
Espina bífida
Lesión medular
Retrasos en el desarrollo psicomotor
Patología o síndromes genéticos (síndrome de Rett, síndrome de Down enfermedades neuromusculares, metabolopatías…)
Los trastornos ortopédicos son aquellos que afectan a los huesos, músculos o articulaciones. Aunque algunos de estos trastornos se corrigen sin tratamiento a medida que el niño o niña va creciendo, otros pueden persistir e incluso agravarse, trayendo consigo diferentes problemas.
En este sentido es fundamental una detección precoz, así como un estudio personalizado y un correcto tratamiento. Así, tratamos diversas disfunciones de origen ortopédico, entre las que se encuentran:
Luxación congénita de cadera
Pie zambo
Escoliosis
Enfermedad de Perthes
Estas disfunciones hacen que el niño o niña presente malas posturas o desviaciones a la hora de caminar o permanecer sentado o de pie. Por eso, es importante contar con una correcta valoración y un tratamiento adecuado.
El cólico del lactante es una de las causas más frecuentes de llanto en los primeros meses de vida. Afecta a aproximadamente al 20% de los recién nacidos. Se define como episodios de llanto de más de 3 horas al día, durante al menos 3 días a la semana, del niño sano y sin patología.
Los episodios de llanto suelen producirse principalmente en las últimas horas del día y primeras de la madrugada. Es un cuadro benigno, suele debutar a las 2 semanas de vida y es autolimitado a los 4 primeros meses.
Difícil de calmar, que no se resuelve tras atender a las necesidades posturales o de alimentación
Que se observa en los patrones posturales que adopta el niño, bien en una flexión excesiva o extensión generalizada (más frecuente). Las manos pueden permanecer cerradas con firmeza
Provocada por el acúmulo de gases y la existencia de zonas de obstrucción junto con la tendencia al estreñimiento
Los que el bebé produce en el colon y los que traga durante la succión
Debido a la presencia de zonas de obstrucción dónde se acumulan gases y heces. Los propios gases endurecen las heces, haciendo más difícil su evacuación
El reflujo silencioso, no es un síntoma en sí, sino que viene dado por los propios gases o el patrón extensor pero, de cualquier modo, aparece con frecuencia.
Desde la fisioterapia, vamos a seguir tres pasos fundamentales:
La fisioterapia busca valoraremos al bebé para detectar las zonas de hipomovilidad dónde se acumulan gases y heces. Es de vital importancia valorar la toma que hace el bebé, de pecho o biberónaprovecharse al máximo de la plasticidad cerebral e influir positivamente en ella.
Asesoramos a la familia según la información obtenida durante la valoración, daremos pautas sobre la toma, la posturación, hábitos, uso de material de apoyo… Es muy importante mejorar la toma, un gran porcentaje de cólicos se resuelven con la mejora del agarre del bebé al pecho
Trataremos al bebé con terapia manual, incidiendo en las zonas hipomóviles que hemos detectado y según la sintomatología descrita por los familiares
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